Ese gran misterio de aparente barrera impenetrable que son los esqueletos, se nos muestra como un pozo sin fondo sobre el que muchos tratamos de arrojar luz, explorándolo y bajando a sus profundidades para luego salir con ideas nuevas, listas para desarrollar.
Es entonces cuando caemos en una espiral autodidacta hacia el fondo del pozo que comienza a ocupar cada vez más espacio en nuestra vida y hogares. Y digo hogares porque poco a poco compramos maquinaria que acaba en nuestras habitaciones arrinconando la cama para disponer de un pequeño taller, dormimos con nuestra pareja entre virutas, bolas y tornillos. Invadimos el salón de casa para montar sets de animación, preguntamos a quien sea que uno piense que pueda tener una respuesta reveladora, aunque esa persona no sea
consciente de que la tiene. Aumentamos el número de horas que pasamos escudriñando la red a la caza de fotos de otros creadores para obtener ideas y soluciones o tan sólo para erotizarnos recreándonos la vista.
En fin... esto que digo no deja de ser sólo la experiencia personal de uno de los miembros de
Le Petit Kolhos, que sirve de excusa para presentaros una breve serie de posteos con algunos de los esqueletos que corren por la red. No es algo muy revelador pero un poco de inspiración nunca viene mal.
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